✨ Cuando el cuerpo habla lo que el alma no sabe decir ✨

 A veces el cuerpo enferma sin previo aviso. Nos levantamos con dolor, con malestar, con sensaciones que no podemos explicar del todo. No hay fiebre, no hay virus aparente, pero sí hay un agotamiento profundo, un vacío que pesa, una tristeza sin causa lógica. Nos sentimos vulnerables, desequilibradas, rotas por dentro sin entender por qué.

Pero cuando hacemos silencio y nos escuchamos de verdad, comprendemos que el alma lleva tiempo gritando algo que no supimos mirar. Y muchas veces, ese malestar nace del entorno, de la energía que nos rodea, incluso de personas que queremos y que, sin intención, nos proyectan envidias, inseguridades, juicios o vacíos que nos contaminan.

Existen conexiones invisibles que traspasan la razón:

  • Una mirada cargada de juicio,

  • Una comparación constante,

  • Una presencia que agota más que acompaña.

Y cuando estas energías llegan, si no sabemos protegernos, nuestro cuerpo lo recibe como una alerta, y se manifiesta con infecciones, contracturas, desequilibrios hormonales o emocionales.

¿Y cómo nos protegemos?

1. Escuchando el cuerpo.
Cada dolor tiene un mensaje. Cada bajón emocional tiene un origen. No minimices lo que sientes.

2. Limpiando la energía.
Abrir ventanas, quemar incienso o palo santo, darte baños con sal o infusiones de romero y lavanda, colocar cuarzos protectores... Todo esto suma cuando se hace con intención.

3. Blindando el alma con gratitud.
Agradecer tu presente, tu hogar, tu amor y tu paz es una forma poderosa de recordarle al universo que eliges lo bueno.

4. Estableciendo límites energéticos.
No todo el mundo merece acceso a tu casa, a tu historia, a tu vulnerabilidad. Aprende a cerrar puertas con amor.

5. Usando la palabra como escudo.
Declara: “Soy una mujer protegida, bendecida y guiada. Nada que no venga desde el amor tiene poder sobre mí.”

Porque sí, hay energías que enferman, pero también hay energías que sanan, que limpian, que abrazan. Tu intuición sabe cuándo una presencia resta en vez de sumar. Hazle caso.

Recuerda: no estás loca, no exageras, no inventas. Lo que sientes es real. Cuídate. Protégete. Y si tienes que alejarte, hazlo sin culpa. Tu paz vale más que cualquier relación que pese.

🌿
Este blog es un recordatorio para todas aquellas que alguna vez se sintieron drenadas tras una visita, un encuentro o una llamada. No estás sola, y sí, puedes elegir lo que permites entrar a tu vida.

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