✨ Cuando el cuerpo habla por la mente: agotamiento emocional y su impacto físico ✨

Hay días en los que el cuerpo no solo está cansado…

Está hablando en voz alta por todo lo que la mente ya no puede sostener en silencio.

Hoy me desperté con esa sensación:
Una presión invisible en el pecho, como si la noche no hubiera sido descanso, sino una batalla.
Pesadillas, sudoración, ansiedad flotando desde que abrí los ojos.
Y el primer pensamiento fue:

“No sé qué me pasa… pero algo me pesa.”

A lo largo del día, las señales se multiplican:

  • Mareos repentinos

  • Dolor de cabeza punzante

  • Sensaciones extrañas en el estómago o en las manos, como si las emociones se manifestaran en forma de hormigueo o vacío

  • Un cansancio que no se alivia ni con café ni con descanso

  • Y una sola necesidad: cerrar los ojos y desconectar de todo

No es tristeza exactamente.
No es una enfermedad concreta.
Es agotamiento mental, y su manifestación física puede ser tan fuerte que nos hace dudar de todo: del cuerpo, de la mente, de nosotros mismos.

🧠 ¿Qué es el agotamiento mental?

Es el resultado de estar en alerta constante, acumulando preocupaciones, tensiones, emociones que no se expresan y responsabilidades que nos superan.
Es como si nuestra mente, al no poder más, enviara señales al cuerpo para pedir auxilio.

Cuando no la escuchamos a tiempo, se convierte en ansiedad física: malestares que no se explican con análisis, pero que son reales y profundos.

🔁 ¿Cómo se vive?

  • Vas al supermercado, pero te cuesta pensar.

  • Conversas, pero tu mente está lejos.

  • Cumples tareas, pero todo se siente pesado, borroso o demasiado.

  • Duermes, pero no descansas.

  • Sonríes, pero por dentro hay una niebla espesa.

No es pereza. No es debilidad.
Es tu cuerpo suplicando una pausa.

🌱 ¿Qué se puede hacer?

  1. Nombrarlo: Lo primero es decirlo. “Estoy agotada mentalmente.”

  2. Validarlo: No estás exagerando. Tu malestar es real.

  3. Pausar, aunque sea 10 minutos: Respirar, estirarte, cerrar los ojos, escribir lo que sentís.

  4. Buscar compañía segura: Compartirlo con alguien que no juzgue puede ser un gran alivio.

  5. Pedir ayuda profesional si se repite: Psicoterapia, atención médica o grupos de apoyo. Porque no tienes que poder con todo sola o solo.

 Y si hoy lo único que puedes hacer es descansar… hazlo.

No eres menos.
No estás perdiendo el tiempo.
Estás protegiendo tu salud emocional.

Repite esto cuando lo necesites:

“Hay días en los que el cuerpo grita lo que el alma lleva tiempo callando.
No lo ignores. Escúchalo con amor.”

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