✨Lo que no se dice: cómo acompañar cuando un niño cambia ✨

No siempre los cambios emocionales en un niño se notan a simple vista. A veces son sutiles: ya no juega como antes, evita hablar, se irrita con facilidad, o simplemente parece más “apagado”. Esas pequeñas señales pueden decir mucho si estamos atentos.

No se trata de sospechar, sino de observar. De estar disponibles. De aprender a leer lo que no se dice con palabras. Porque los niños no suelen explicar lo que sienten: lo muestran con lo que hacen, o con lo que dejan de hacer.

Como adultos —padres, docentes, cuidadores— tenemos una gran herramienta: nuestra presencia activa. Y para usarla, necesitamos aprender algunas claves:

🔍 5 señales que pueden indicar que algo cambió

  1. Se aísla o evita actividades que antes disfrutaba.

  2. Cambia su manera de dormir o comer.

  3. Se muestra irritable o hipersensible sin razón aparente.

  4. Baja su rendimiento escolar o pierde concentración.

  5. Expresa miedo o ansiedad en contextos donde antes se sentía cómodo.

🧩 ¿Qué podemos hacer?

  • Abrir espacios de escucha sin presionar. A veces una charla en el auto dice más que una “conversación seria”.

  • Preguntar más por emociones que por hechos. En lugar de “¿Qué hiciste?”, podés decir “¿Cómo te sentiste hoy?”.

  • Validar lo que sienten. Frases como “está bien sentirse así” dan permiso para hablar.

  • Buscar ayuda si algo no cierra. Un profesional no es la última opción, sino una forma de cuidar.

🌱 Acompañar es una forma de educar

El desarrollo emocional de los niños no se guía con normas, sino con vínculo. Mostrar que estamos, que escuchamos, que somos confiables. No hace falta tener todas las respuestas, pero sí la disponibilidad para buscarlas juntos.

Porque cuando un niño cambia, también cambia lo que necesita. Y estar ahí —de verdad— puede ser la diferencia que marque su camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario