Cada mañana es una nueva oportunidad. Un nuevo comienzo. Y aunque no todos los días son iguales, hay algo que me impulsa a levantarme con intención: la motivación de construir, de avanzar, de crear algo con sentido.
Estoy echando raíces. No para quedarme quieta, sino para crecer fuerte, con dirección y propósito. Sueño con que Puentes de Éxito se convierta en más que un proyecto: que sea mi forma de vida. Poder vivir de esta propuesta que nace desde el alma, con el objetivo de inspirar, acompañar y ser una red de impulso para quienes también quieren comenzar o recomenzar.
Lo que me motiva es imaginarme formando parte del inicio de otras personas. Ser esa voz o ese espacio donde alguien se detiene un momento a agradecer, a visualizar sus metas y a recordarse que sí puede. Me mueve la idea de que, al compartir mi proceso, también ayudo a otros a conectar con el suyo.
Y por supuesto, también me mueve mi familia. El deseo de construir un hogar en paz, con amor, con firmeza. Saber que, al final del día, estoy sembrando algo bueno no solo para mí, sino para los que amo. Me motiva mirar atrás y sentir que lo estoy dando todo, que estoy haciendo lo correcto para superarme día a día.
La motivación no siempre es eufórica. A veces es silenciosa, suave, pero constante. A veces se parece a la esperanza… y otras veces, a la fe.
Hoy me levanto con esa motivación: la de crecer, la de servir, la de seguir. Porque Puentes de Éxito no es solo un nombre… es un camino. Y cada paso lo estoy construyendo con amor, para mí y para quienes se crucen en este puente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario